En los últimos años, el sector industrial mundial ha vivido una transformación profunda marcada por la fragilidad de las cadenas de suministro internacionales. La pandemia de la COVID-19 fue el punto de inflexión que dejó al descubierto la vulnerabilidad de un sistema demasiado dependiente de fábricas situadas a miles de kilómetros, con rutas logísticas largas, ineficientes y sujetas a interrupciones inesperadas.
A ello se han sumado tensiones geopolíticas, incrementos en los costes energéticos y fluctuaciones constantes en la disponibilidad de materias primas.
En este escenario, las empresas europeas se han visto obligadas a reflexionar sobre la pérdida progresiva de su tejido industrial. La deslocalización, entendida en su momento como una oportunidad para reducir costes, ha derivado en una erosión de la capacidad productiva de Europa y, con ello, en un debilitamiento de su independencia económica y tecnológica.
Para el sector de la grifería, este impacto no es solo económico. La calidad de los productos, la seguridad de los materiales en contacto con el agua y la salud de los consumidores están directamente relacionados con el origen de la producción; y la utilización de aleaciones de dudosa procedencia o de procesos productivos poco regulados no hace más que amentar la incertidumbre por parte de los consumidores. Por esta razón, cada vez más, los usuarios finales, profesionales del sector y administraciones públicas exigen trazabilidad, certificaciones y garantías que solo un marco regulatorio sólido puede proporcionar.
Frente a este contexto global, la fabricación nacional se convierte en una solución estratégica. Producir en el propio país significa tener un control exhaustivo de cada etapa, garantizar la calidad de los materiales empleados, reducir los tiempos de entrega y generar confianza tanto en los clientes como en los distribuidores.
Porque, además, la fabricación local no es únicamente una cuestión de eficiencia operativa. Representando la posibilidad de generar empleo de calidad, retener conocimiento técnico y contribuir al crecimiento de la economía nacional. Todo al mismo tiempo que también fortalece la independencia industrial del país, asegurando que sectores estratégicos como la fontanería y la grifería no dependan de proveedores externos para mantener un estándar de excelencia.
En este marco, Galindo se erige como una empresa comprometida con la producción nacional y con la puesta en valor de la grifería fabricada en España. La decisión de mantener la producción en territorio nacional responde a dos principios claros: garantizar el cumplimiento de las normativas más exigentes a nivel nacional y europeo, y ejercer un control exhaustivo de los materiales y procesos. Compromiso que se traduce en dos ventajas fundamentales:
Una filosofía que ha hecho que la fabricación de un grifo personalizado en Galindo se convierta en un proceso estructurado, en el que cada fase está pensada para unir la experiencia técnica con las necesidades concretas del cliente.
Un enfoque integral que permite garantizar a profesionales y usuarios final que cada grifo Galindo no solo cumple con su función técnica, sino que representa un producto de alta calidad y plenamente conforme con las normativas europeas.
Filosofía y metodología de trabajo que también ponen en manos de Galindo la capacidad de lograr el que quizás es el principal valor diferenciador de la marca: la personalización. De esta manera, en función del modelo, es posible ajustar prácticamente cualquier parámetro: acabados, caudales especiales, instalación, elección de mandos y accesorios. Resolviendo las principales limitaciones asociadas a este proceso, como:
Todo ello gracias a su apuesta por la innovación y la sostenibilidad, tan relacionadas siempre con la fabricación nacional. Así, Galindo trabaja activamente en:
Sin embargo, desde Galindo son conscientes de cómo, de cara al futuro, el mayor reto está en establecer un estándar de alta calidad y salubridad homogéneo para todo el sector, con controles más exhaustivos que garanticen la confianza de los consumidores. Necesidades que entienden solo pueden ser resueltos mediante la consolidación de la fabricación nacional como referente de innovación, sostenibilidad y excelencia, diferenciando el producto europeo en un mercado global cada vez más competitivo.
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